Reacciones diversas en Twitter tras declaración de Trump de sus planes de considerar a cárteles mexicanos de la droga como terrorista
No permir que México sea “moneda de cambio electoral” para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, exigió al presidente Andrés Manuel López Obrador la coordinadora de la fracción legislativa del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en la Cámara de Diputados, Verónica Juárez Piña, tras la declaración del mandatario del vecino país del norte respecto a sus planes de considerar a cárteles de la droga como grupos terroristas, lo que pudiera derivar en una intervención en territorio mexicano, tal como se explica en nota anterior.
Sobre el particular, la legisladora tuiteó en su cuenta @juarezvero lo siguiente:
En esta red social se manifestaron también:
El analista en materia de seguridad y columnista del periódico “El Universal”, Alejandro Hope (@ahope71).
También, el Embajador de carrera del Servicio Exterior Mexicano, consultor internacional basado en la ciudad de Washington (en Estados Unidos) e igualmente colaborador de “El Universal”, Arturo Sarukhán (@Arturo_Sarukhan).
La advertencia a la que se refiere Sarukhán está contenida en un artículo de su autoría que publicó “El Universal” hace cinco meses, en su edición del 26 de junio próximo pasado, bajo el título de “Atrapar a un elefante con una ratonera”.
Este material lo reproducimos literalmente:
A la par de ir midiendo y evaluando el daño –interno, bilateral, regional, con ONG y organismos y agencias multilaterales- que dejarán tanto las esquirlas de la granada de mano que nos lanzó Donald Trump con su amenaza de imponer aranceles punitivos con tal de orillar a México a detener la transmigración centroamericana, así como las secuelas de nuestras acciones y respuestas en materia migratoria, hay otro tema que en su momento voló por debajo del radar y que en el actual contexto de crisis en la relación bilateral, no podemos perder de vista, ya que se yergue peligrosamente para nuestros intereses con Estados Unidos.

A principios de año, la entonces vocera de la Casa Blanca, Sarah Sanders, declaró – falsamente- que 4,000 terroristas habían cruzado de México a EU en 2018.
El 12 de marzo, Trump dijo al sitio web de extrema derecha Breitbart News que estaba considerando “muy seriamente” designar a las organizaciones narcotraficantes mexicanas como Organizaciones Terroristas Extranjeras (o FTO, por sus siglas en inglés). “De hecho, lo hemos estado pensando durante mucho tiempo”, agregó.
Semanas después, los Representantes Republicanos de Tennessee, Mark Green, y Texas, Chip Roy, propusieron lo mismo a través de una carta al Secretario de Estado Mike Pompeo (quien es el responsable de emitir la designación), con el objeto de confrontar a esos grupos criminales más agresivamente.
Para muchos a ambos lados de nuestra frontera, parecería una idea lógica o incluso inocua, dada la secuela de violencia, muerte e intimidación que han dejado a su paso las organizaciones narcotraficantes que operan en suelo mexicano. Pero es una decisión que podría acarrear graves consecuencias en muchos frentes, y a la cual México debe oponerse férreamente.
Desde 1997, el gobierno estadounidense ha etiquetado a más de 60 grupos extranjeros como organizaciones terroristas, y Trump podría imponer esta designación a organizaciones narcotraficantes en México mediante una orden Ejecutiva, sin la aprobación previa del Congreso.
Esa designación –que es una decisión eminentemente política y diplomática más que una de si dicha connotación encaja o no con la realidad y el perfil de esos grupos- va de la mano con toda una serie de sanciones y medidas. Van desde reducir los programas de cooperación bilateral con la nación en la cual operan esos grupos designados como terroristas y la suspensión de corresponsalías de bancos de ese país con el sector bancario y financiero estadounidense o restricciones en la cooperación bilateral –incluyendo inelegibilidad de préstamos e inversiones del ExImBank- hasta la autoridad al Presidente de restringir o prohibir importaciones provenientes de ese país o la obligación de que representantes estadounidenses en organismos económicos multilaterales voten en contra de líneas crediticias y préstamos al país en cuestión.
Ello quizá explica por qué, por ejemplo, los talibanes afganos nunca fueron designados como una organización terrorista con objeto de permitir a EU seguir trabajando de la mano y cooperando con el gobierno afgano, y entablar diálogo y negociaciones con los talibanes.
Las secuelas inmediatas para México no solo se darían en torno a estos lineamientos; dado que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que estaría dispuesto a dialogar con las organizaciones narcotraficantes mexicanas, la designación imposibilitaría a cualquier instancia estadounidense, incluyendo a ONG de ese país, apoyar ese proceso y conllevaría potenciales efectos negativos para actores gubernamentales y de la sociedad civil mexicana involucrados en un proceso de diálogo o “pacificación” con “terroristas”.
Por su parte, un especialista en Derecho Constitucional en la Universidad Anáhuac, Francisco Castellanos Madrazo (@CASMAD_), consideró un error declarar como terroristas a cárteles mexicanos del narcotráfico.
Redacción y compilación de HECHO DIGITAL – 26/11/2019