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Marcelo Ebrard no es un tipo de cuidado para las elecciones presidenciales en 2024. Al menos así lo considera Morena, lo propio que el Frente Amplio por México, pero lo cierto es que el monarca de la 4T, Andrés Manuel López Obrador, sigue negociando con él para que no se marche de Morena y el bloque PAN-PRD-PRI, según opiniones vertidas por diversos expertos políticos, no está cerrado a acrecentar su coalición con Movimiento Ciudadano, de combinarse un par de factores: Que Xóchitl Gálvez no suba como la espuma en los raunds de sombra frente a Claudia Sheinbaum y el movimiento naranja se haga de los servicios políticos del ex-canciller, de decidir éste convertirse en agente libre.

Ahora bien, una pregunta: Si Marcelo no es factor que pudiera dar frío a los protagonistas de la lucha presidencial en 2024, ¿por qué la desesperación de Morena frente a la estrategia del ex-canciller de llevar al límite la definición de su futuro político?

¿Por qué los ganchos al hígado que Morena le lanza a Marcelo, a través de sus órganos de difusión y propagandísticos, con el librito de béisbol de López Obrador: La encuesta?, esa misma que, excedida en maquillaje, empleó como instituto político para dar machetazo a caballo de espadas a la aspiración de su preponderante correligionario de convertirse en el abanderado guinda a la presidencia de la República, y, por ende, complacer el capricho presidencial de que la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional sea Claudia Sheinbaum.

Este capítulo de la política partidista del país nos hizo recordar la pelea de unificación de 3 de 4 títulos de la categoría de los completos entre  Lennox Lewis y Evander Holyfield, en 1999, y en la que el primero fue asaltado en despoblado a pesar de que conectó 218 golpes más su rival, todos ellos con un 57% de efectividad.

Hoy, AMLO y Morena, o Morena y AMLO –como mejor le parezca–, quieren retener a Marcelo cumpliéndole nada más una parte de sus exigencias, pero con base en encuestazos, utilizando ahora como arma una de ENKOLL, la cual, ¡oh sorpresa o casualidad!, reparte gratuitamente la unión de voceadores de la 4T.

Esta encuesta, por supuesto discutible, tiene señuelo:

¡Cómo, Marcelo!, cómo quieres el 25 por ciento de las posiciones competitivas de la alianza Morena-Verde-PT si en la encuesta de ENKOLL estás 11 puntos debajo de Xóchitl (26 puntos) y 32 puntos de Claudia (48 puntos), es la respuesta que le tiene preparada el partido guinda al también ex-jefe de Gobierno de Ciudad de México, como si éste no supiera que los premios de consolación que le ha ofrecido el Presidente –ser líder del senado pero con peones, caballos, alfiles, torres, reina y dama afines a López Obrador y Claudia Sheinbaum–, sería tanto como hacerse el harakiri.

No hay que olvidar que las encuestas, como arma política, tienden a influir en las decisiones de los ciudadanos, mas hay que considerarlas como lo que son,  como una referencia y no como verdades absolutas.

Y tampoco hay que olvidar que las justas electorales son un balancín, pues el que mañana está arriba una semana después o poco más no lo está. Ahí tenemos a la Argentina como ejemplo fresco. Las encuestas fallaron en el ganador de las elecciones, pero acertaron en lo esencial, en una segunda vuelta entre el peronismo y la ultraderecha.

Aparte, en eso de las encuestas, y más en las que opera y maneja Morena, Marcelo sabe ya que sólo “una vez mojan al gato”.

Eso que ni qué.

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