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Boris Johnson, en terapia intensiva: El ministro de Relaciones Exteriores le cubre las espaldas en el cargo

El primer ministro británico, Boris Johnson, ha sido ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (terapia incentiva) del hospital que lo atiende desde la noche del pasado viernes 3 de abril.

Este anuncio es el último aspecto de una extraña etapa en la que portavoces y miembros de su Gabinete insistieron en que Johnson seguía gobernando una situación crítica de su país desde una cama de hospital.

El jefe de Gobierno fue ingresado en la noche del domingo, a petición de su médico, porque aún sufría síntomas de Covid-19 tras diez días de aislamiento, sobre todo fiebre alta.

Sus portavoces afirmaban que la decisión fue tomada «por precaución» y que Johnson  se encontraba «de buen ánimo».

El ministro de Exteriores, Dominic Raab, que presidió en la mañana el comité que coordina las acciones del Gobierno ante la epidemia de coronavirus, reconoció a las cinco y media de la tarde que la última vez que habló con Johnson fue el sábado.

Raab ejercerá ahora de primer ministro.

Sus portavoces anunciaron la hospitalización del primer ministro, «para someterse a test rutinarios», una hora después de que los medios emitiesen un mensaje de Isabel II a los británicos.

Se puntualizaba en el comunicado que el ingreso en el hospital de St. Thomas, en la ribera opuesta del Támesis, no había sido por una urgencia sino decidido por los médicos del servicio público que lo atienden.

El ministro de Sanidad, Matt Hancock; uno de los principales asesores de Johnson, Dominic Cummings, y el jefe de asesoramiento médico del Gobierno, Chris Witty, contrajeron el virus.

Hancock y Witty ya se han recuperado plenamente.

Dominic Cummings, Boris Johnson, Chris Whitty y Matt Hancock 

La prometida de Johnson, Carrie Symonds, que está embarazada y no ha residido este tiempo en el mismo apartamento, lleva siete días en cama con síntomas, pero se recupera.

La obesidad –mide 1.75 m. y en diciembre pesaba unos 105 kilos– es el único aparente factor de riesgo de Johnson, de 55 años, que no ha logrado librarse de la fiebre.

Su imagen en los vídeos que emitió desde su residencia la pasada semana, cuando su Gobierno recibía fuertes críticas, le presentan con rostro quizás congestionado.

Colaboradores que han conversado con él dicen que tosía a menudo.

Raab y Whitty tuvieron que esquivar la pregunta persistente de los medios británicos sobre la anomalía de la situación, en la rueda de prensa diaria.

A  las preguntas de ¿no sería mejor que el primer ministro descansara? o ¿no sería el reposo la primera recomendación de un médico a un paciente que padece los síntomas de Covid-19?,  el médico Whitty afirmó que en su experiencia hay pacientes que pueden trabajar desde el hospital.

Los precedentes de primeros ministros conservadores que se empeñan en gobernar cuando padecen enfermedades no son buenos.

Anthony Eden sufrió problemas constantes de salud y guió al país a una invasión encubierta de Egipto, junto a Israel y Francia, que desembocó en el desastre de Suez en 1956.

Aquel episodio, que se comparó con el ‘Brexit’ en los agrios debates de los dos últimos años, provocó un sentimiento de decadencia británica.

El discurso de la reina Isabel, coincidiendo con la hospitalización de Johnson, invocó el espíritu precedente, el de confianza y unidad en la victoria durante la Segunda Guerra Mundial.

Los responsables sanitarios alientan el sentimiento señalando el posible inicio de una tendencia hacia la estabilización de ingresos de enfermos en los últimos días.

Según el mapamundi del coronavirus, en Reino Unido hay 51 mil 508 casos positivos y 5 mil 373 muertes por coronavirus.— (Con información del diario “El Correo”, de Bilbao)


| HECHO DIGITAL | CDMX | 6/IV/2020 |

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