Fue patético ver a un Andrés Manuel López Obrador, en la mañanera de este martes 31 de marzo, pedir “tregua” a sus odiados adversarios, a los que ayer llamaba “fifís” y a los que hoy denomina “conservadores”.
Fue algo tragicómico ver que el flamígero agresor que ha envenenado a parte de la comunidad, a los miopes partidarios que no ven más allá de sus cuestionables puntos de vista, ahora trate de engañar esgrimiendo una falsa y marchita rama de olivo con su petición para “bajarle una rayita” a la campaña en contra del Gobierno Federal.
Tal parece que a López Obrador ya se le olvidó que quien “siembra vientos cosecha tempestades” y que fue él quien azuzó el avispero que ahora no puede soportar, con acusaciones, burlas e insultos que lo abruman, que lo fastidian.
Y es que López Obrador, frecuente visitante y protagonista directo o indirecto (abierto o encubierto) de campañas infames en redes sociales, ya empieza a sentir la lumbre en los aparejos en la forma de una creciente desaprobación que puede hacer naufragar todos sus proyectos.
Y tan sabe de lo que está hablando que en la mañanera de este martes se dirigió a Twitter, la influyente red social, a la que pidió poner atención a la “epidemia de fake news” que circula en medio de la crisis por el Covid-19 y que es ejecutada con robots y operativos.
No cualquiera conoce ese lenguaje de “robots” y “operativos” con excepción, entre otros, de quienes lo han utilizado para su beneficio.

Y López Obrador y su “claque” sabe que apeló a ese recurso para llegar al poder, mediante la infamia, las mentiras y las calumnias de las que ahora tanto se queja.
Ahora, López Obrador debe de entender el porqué del dicho de que “a cada santo le llega su capillita”.
Y lo único que queda a sus “adversarios”, a los que ha desprestigiado, a los que ha satanizado, a los que puesto en contra de parte de un pueblo que antes los veía con admiración, es expresarle al gran detractor… su más sentido pésame.
| ENFOQUE EDITORIAL | HECHO DIGITAL | CDMX | 31/III72020 |