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Al bajar un escalón más el grado de inversión de México para colocarlo en el preludio de otra gran crisis económica

La noticia es triste, pero no es nueva ni mucho menos inesperada: El grado de inversión de México baja un escalón más y se ha colocado en la antesala del desastre.

El grado de inversión es como la garantía de cuán confiable es un país como deudor, y si tiene fundamentos sólidos para solventar sus compromisos.

La triste realidad es que México tiene el perfil de un país que pronto puede caer en suspensión de pagos.

Con muchos sacrificios –desde mediados de los años 1990–, México había logrado salir adelante –inclusive obteniendo pequeños superávit presupuestales– en los últimos años.

Su fama como “deudor confiable” fue creciendo hasta fines de 2018.

La llegada de un nuevo Gobierno, empecinado en establecer un dudoso “nuevo modelo”, y la pandemia del coronavirus parecen haber echado todo por la borda.

Así. la calificadora Fitch Ratings, como se esperaba desde hace unos meses, ha “reprobado” a México al reducir su grado de inversión.

Esta decisión llega en un momento infortunado, puesto que el Fondo Monetario Internacional ha pronosticado que México será el tercer país de America Latina con la peor recesión este año.

Esto último lo ha confirmado Fitch en su nuevo análisis sobre el momento por el que atraviesa la economía mexicana.

Pero no sólo eso, advierte Fitch, sino que las cosas pintan peores:

En el caso de que haya una recuperación, se producirá a partir del segundo semestre de este año (de julio en adelante), pero –estima Fitch– “probablemente se verá frenada por los mismos factores que han obstaculizado el desempeño económico reciente, que ha retrasado la calificación y el nivel de ingresos.

“Estos (factores, agrega Fitch) incluyen un deterioro previamente observado en el clima de negocios en ciertos sectores, a pesar de los ejemplos de cooperación con el sector privado en áreas como el desarrollo de infraestructura, y una erosión percibida de la fortaleza institucional en el marco regulatorio”.

Con este lenguaje críptico, Fitch está reprobando las medidas tomadas por el actual Gobierno, sobre todo la negativa a dar estímulos físcales a las empresas.

Así las cosas, más negro no puede ser el panorama: El grado de inversión que le falta perder a México convertiría los títulos de deuda mexicana, en manos de inversionistas extranjeros, en “bonos basura”.

Ello pondría al país en el preludio de una nueva crisis, como la de 1982, al cabo de la tristemente célebre “docena trágica”, o el “error de diciembre” en 1994-1995.


| HECHO DIGITAL | CDMX | 16/IV/2020 |

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